Parte 4 Final

 

No hay inconveniente, me respondió. Una guagüita, que salió hace poco, la dejé en seis meses : tenía 78 años. Me dió gusto oírla hablar varios idiomas por que ha de saber que mis pacientes conservan en el cerebro toda la cultura que acumularon durante su vida.

Qué prodigio, doctor ! De manera que me declararán niño superdotado y me lloverán los regalos e invitaciones de todas las partes del mundo.

Y con qué ropa saldré ? por que…

Ya le tengo un trajecito para un niño de dos años. Aquí todo está previsto. Cómo se siente, amigo ?

Regio, doctor, si no fuera por un ligero dolor de estómago.

Es natural, sus intestinos nuevos están muy sensibles. Pase al baño, me dijo señalándome la puerta. Desocúpelos hasta dejarlos limpios y se aliviará.

Mis amigos me esperaban impacientes y uno me ayudó a caminar tomándome una de mis regordetas manecitas.

Estás hecho una monada ! me espetó “El Depravado Acuña” con sarcasmo.

 

Desperté en mi cama muy azorado.

Mamá, mamacita, pásame la “pelela” por que me estoy haciendo “cacuca”

Con qué mamacita ¡¡¿¿ No ??!!

Le costó contener la risa oírlo jeremiquear con cavernosa voz de bajo profundo.

Ella reconoció que estaba embadurnado : Conque “Cacuca” !

Despierta grandote inmundo. Ni que fueras una criatura de dos años. Anda inmediatamente al baño que apestas !


 

Es que soy una criatura de dos años, mamacita, exclamé con un vozarrón digno de Chaliapin. Fueron seguramente los seráficos ombligos de monja que me cayeron mal.

Ponte bajo la ducha fría para que despiertes de una vez ! ¡ Y apúrate antes de que lleguen los niños y tengan que avergonzarse de ver a su padre en tan lamentable estado !

Desde entonces noto que mi señora me demuestra un profundo resentimiento, más no creo que se debe a mi supuesta borrachera, sino al haberla tratado de “mamacita”, por que las mujeres no perdonan a quiénes les aumentan la edad y menos, por supuesto, a su propio marido.

J.D.F

La tercera pág 14 domingo 13 julio 1980

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